Archivo de la etiqueta: expositores

La pregunta guía en oratoria

Gran parte de los oradores, en sus comienzos, no sólo deben superar el temor a hablar en público, también deben enfrentarse con la posibilidad de las preguntas que pudiera hacer ese auditorio.

No hay mejor termómetro que la participación del público, por ello no debemos preocuparnos por las preguntas que pudieran surgir de nuestra exposición, más bien debemos alarmarnos si no las hay.

La ausencia de interacción es como presentar un menú y que el comensal no nos diga “ni rico ni desagradable ni muchas gracias”.

Sucede que, dicha situación desenmascara a quienes hablan sin saber. Si uno está seguro de lo que expresa (por estudio o experiencia) y a su vez transmite esa confianza, no pierde la autoridad ni al decir “puede que esté equivocado, pero esta es mi visión actual”.

Sin embargo, para quienes se encuentran dando sus primeros pasos en oratoria, existe una pregunta que guía el discurso, descubre opiniones particulares del auditorio e incluso se ahorra preguntas a mitad o final de exposición.

PREGUNTASYORATORIALa pregunta es tan simple como comenzar a hablar, preguntando “¿qué piensan o conocen de tal tema?”. A partir de las respuestas sabrás quiénes tienen un concepto formado y quienes nunca han tratado la cuestión. Al que conoce lo podrás actualizar, o bien compartir tu perspectiva y al que desconoce el tema podrás arrojar luz.

He aquí el truco, si arrancas de esta forma tu oratoria, promueves el debate y participación de tu público en los primeros minutos (e incluso media hora), por lo que posterior a ello, querrán escucharte lo que resta del tiempo sin interrupciones.

El discurso enlatado ya no sirve, si no respondes a las expectativas de tu espectador al que puedes conocer en la presentación de tu ponencia.

Lic. Guadalupe Ortellado.-

 

El orador descansado Vs el orador dormido

Dormir, descansar es cuestión de salud y sobre eso que escriban los especialistas. A continuación, escribiré sobre las repercusiones y efectos que tiene dormir poco o mal en la oratoria.

La diferencia entre un orador descansado y un orador dormido, se aprecia no sólo en la presentación personal del mismo si no también en su performance o actuación ante el público o auditorio.

Si trasnochas el sábado y el domingo estás invitado a un almuerzo familiar, probablemente si decides ir, seguramente no disfrutarás a pleno de ese encuentro diurno. Lo mismo sucede en la oratoria, por más que la noche anterior hayas trasnochado estudiando las líneas que vas a exponer, no es justificativo.

No se estudia unas horas antes. Unas horas antes se repasa 4 o 5 ideas fuerza. Unas horas antes se practica ejercicios de relajación, respiración, vocalización, articulación y empoderamiento.

Para ser concreta, si tu ponencia es a las 9 de la mañana, no puedes estar desayunando a las 8.30 a.m., con posibilidades de ir luego al baño. Debes tomarte de manera seria y profesional cada presentación oral que realices si quieres vivir de eso.

Presentarte bien descansado, despierto o despabilado te ayudará a percibir los comportamientos o reacciones de tu público, por ejemplo: qué arista de tu tema les resulta más interesante o si ya es preciso cambiar de tópico porque se manifiestan aburridos.

disertanteUn orador descansado, se nota. Dialoga con su público, está presente (aquí y ahora), atento al desarrollo del evento. Un orador dormido, se nota más. Su discurso carece de ritmo, no se lo entiende porque vocaliza mal, se traba, le cuesta articular y pronunciar algunas palabras, retrocede, se pierde en su exposición, da vueltas sobre una misma idea, alarga su introducción, su conclusión carece de cierre e impacto.

En fin, un buen discurso es también resultado de un orador bien preparado.

Lic. Guadalupe Ortellado.-