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El orador descansado Vs el orador dormido

Dormir, descansar es cuestión de salud y sobre eso que escriban los especialistas. A continuación, escribiré sobre las repercusiones y efectos que tiene dormir poco o mal en la oratoria.

La diferencia entre un orador descansado y un orador dormido, se aprecia no sólo en la presentación personal del mismo si no también en su performance o actuación ante el público o auditorio.

Si trasnochas el sábado y el domingo estás invitado a un almuerzo familiar, probablemente si decides ir, seguramente no disfrutarás a pleno de ese encuentro diurno. Lo mismo sucede en la oratoria, por más que la noche anterior hayas trasnochado estudiando las líneas que vas a exponer, no es justificativo.

No se estudia unas horas antes. Unas horas antes se repasa 4 o 5 ideas fuerza. Unas horas antes se practica ejercicios de relajación, respiración, vocalización, articulación y empoderamiento.

Para ser concreta, si tu ponencia es a las 9 de la mañana, no puedes estar desayunando a las 8.30 a.m., con posibilidades de ir luego al baño. Debes tomarte de manera seria y profesional cada presentación oral que realices si quieres vivir de eso.

Presentarte bien descansado, despierto o despabilado te ayudará a percibir los comportamientos o reacciones de tu público, por ejemplo: qué arista de tu tema les resulta más interesante o si ya es preciso cambiar de tópico porque se manifiestan aburridos.

disertanteUn orador descansado, se nota. Dialoga con su público, está presente (aquí y ahora), atento al desarrollo del evento. Un orador dormido, se nota más. Su discurso carece de ritmo, no se lo entiende porque vocaliza mal, se traba, le cuesta articular y pronunciar algunas palabras, retrocede, se pierde en su exposición, da vueltas sobre una misma idea, alarga su introducción, su conclusión carece de cierre e impacto.

En fin, un buen discurso es también resultado de un orador bien preparado.

Lic. Guadalupe Ortellado.-

El peor abuso en oratoria

Resultan poco atractivas las presentaciones en Power-Point (o el formato de moda que quieras) de textos extensos, letras diminutas o fondos oscuros, pero lo peor es que el disertante se pase leyendo su charla y de espaldas al público.

Poco gracioso resulta el orador que se pasa haciendo chistes. Sin equilibrio o moderación, es molesto tanto el disertante inquieto como el estático y anclado al escritorio.

Sin embargo, el peor abuso en oratoria es excederse en el tiempo. Ya en otro artículo de este blog, remarcábamos la importancia de la organización.

Frente al anterior párrafo. . . el discurso debe ser: ¿LARGO O CORTO?

Hoy resaltamos que, la mejor charla es aquella que termina “antes de tiempo”, especialmente si estás dando tus primeros pasos en la oratoria.

Adaptados a la actualidad, a los nuevos medios de comunicación, al “scroll” o rápido desplazamiento que hacemos en nuestro teléfono celular para ver los contenidos en redes sociales, mails o en una web:  un texto, una publicidad, un audio, un video debe ser corto pero contundente; ¿por qué, entonces, pretender un discurso extenso e interminable?

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LAS CONSECUENCIAS DE ABUSAR DEL TIEMPO

Si eres de aquellos que dice terminar a las 12 y termina a las 12.30 horas, muchos de tus alumnos seguramente perdieron la frecuencia del ómnibus o colectivo, otros llegarán tarde a otra cita, otros deberán comprar comida por falta de tiempo para cocinar y otros quizás hasta supriman el almuerzo.

Que tu estés entusiasmado y quieras desarrollar hasta la última coma o pensamiento de tu discurso, no significa que todo tu auditorio reciba con entusiasmo el hecho de que “te pases con el cierre de tu charla”. Recuerda que, al finalizar el discurso, tendrás asistentes que personalmente se acerquen para evacuar sus dudas o perspectivas, no quites esa oportunidad.

Es mejor cerrar la idea 10 minutos antes y que todos se queden con la sensación de: “¿ya terminó?” y deseen conocer más del tema y del orador, que en una futura charla ni se anoten porque siempre te excedes con los tiempos.

Por último, te regalo este dicho popular, para que siempre lo lleves presente: “lo bueno si es breve, dos veces bueno”.

Lic. Guadalupe Ortellado.-