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Las 6 lecciones que aprendí de presentaciones orales

oratoriaNadie nace orador, el hecho de que nos guste hablar o compartir con los demás nuestras experiencias, no implica que tengamos buen discurso.

Hay personas más tímidas que otras, algunas hasta se inhiben o bloquean cuando deben hablar en público o cuando le pasan un micrófono. Sin embargo, con trabajo y constancia podemos superar todo esto.

PRIMERA LECCIÓN

En principio te diría que “te la creas”, si estás ahí es por algo. Si te han elegido para hablar es porque han visto cierto potencial que tu ni lo consideras.

Podrás equivocarte, pero saldrás del momento saboreando el logro de “al menos haberlo hecho”; un sabor que muchas otras personas por miedo, nervios o timidez jamás lo experimentarán.

Debes creer en tus capacidades, debes creer en cada palabra que pronuncies, a fin de que puedas transmitir convicción, seguridad y confianza a tu auditorio.

El hecho de exponer una y otra vez, enfrentarte a la situación de oratoria tantas veces puedas es lo que te fortalecerá en el tiempo y perfeccionará tu técnica.

 SEGUNDA LECCIÓN

discursoObserva a otros oradores, asiste a charlas, y en paralelo mírate, escúchate, graba audios y/o videos de tus ponencias. Practica frente al espejo o ensaya delante de un amigo que sea capaz de corregirte y no adularte tanto.

Recuerda que el orador no es ningún improvisado. Un buen orador prepara y estudia toda improvisación. Nada queda librado al azar ni siquiera en un stand-up ni para un humorista, mucho menos para un político o empresario que deba hablar en público.

El primer boceto del discurso puede ser extenso, quizás sean varias las hojas que debas estudiar, pero la “ayuda memoria”  para una exposición de dos horas reloj, no debería superar los cinco subtítulos, frases u oraciones que sirvan de disparador o ejes de debate.

 TERCERA LECCIÓN

Si la charla está estipulada en dos horas, por favor no te olvides de interactuar con el público: pedirles que se presenten si fueran pocos, preguntarles su opinión respecto a un tema, apelar a ejemplos y experiencias de los participantes, etc.

Tres claves: Al iniciar podrías aplicar la primera que es, recurrir a una noticia que haya sido muy comentada recientemente. Durante el desarrollo de tu presentación, incorpora un poco de humor o anécdotas pintorescas. Al finalizar, despídete con una cita o reflexión conocida; agradece su participación e invítalos a seguir conectados facilitándoles un correo electrónico.

 CUARTA LECCIÓN

oradorTen en cuenta que, una ponencia vende dos cosas: el contenido del discurso o tema y la persona como orador. Será el auditorio quien compre o no el paquete o simplemente no asista a ninguna otra charla que brindes.

Por eso, tal como sucede con las estrategias de venta, que de apelar a las cualidades lógicas de un producto pasaron a privilegiar las emociones que éste despierta. Tú deberás hacer lo mismo.

Ejemplifico lo anterior: Las cervezas no venden una bebida con alcohol, venden el placer de reuniones y momentos inolvidables con amigos, y así podríamos mencionar otras tantas publicidades actuales.

Ahora… ¿cómo podrías volcar esto a tus discursos? No digas “el 30% de los argentinos está desempleado y el 40% tiene un empleo en negro”. Más bien, dilo: “¿a cuántos de nosotros nos costó conseguir el empleo en el que estamos? ¿Cuántos de nuestros hijos están desocupados? Ni hablar de todos aquellos mal remunerados y sin obra social”.

QUINTA LECCIÓN

Si tu preocupación pasa por la vestimenta de ése día, no te alteres. Primero y muy importante busca algo con lo que te identifiques, te siente formal y cómodo.

El hecho de conocer el lugar y los posibles asistentes te da una ventaja, ya que debes vestir de acuerdo a cómo iría el promedio, ni más ni menos. 

SEXTA LECCIÓN

hablar en publicoSi vas a disertar parado, no camines mucho, ni muevas demasiado tus manos. Uno piensa erróneamente que de esa forma consigue despertar el interés, o lo consideran con mayor dominio sobre el tema, cuando en realidad sucede todo lo contario. El público se desconcentra, se olvida de lo anterior y le resta importancia a lo que sigue.-

Y a usted. . . ¿Le gusta o le cuesta hablar en público? ¿Qué lecciones o anécdotas le tocó vivir?

Lic. Guadalupe Ortellado.-

Lo que muchos descuidan al emitir un mensaje

unilateralidadTienes buen material, proporcionas excelentes servicios, cuentas con una amplia cantidad y variedad de productos, realizas un sinfín de actividades y planeas otros tantos proyectos, y lo mejor de todo esto. . . lo compartes y das a conocer. Sin duda alguna, tienes mucho contenido para aportar y lo haces, pero no repercute tal como quisieras. ¿Por qué?

Antes de responder a lo anterior agrego: no sólo ofreces mucho, sino que lo emites con creatividad y originalidad, desde diferentes ópticas y a través de diversos canales y formatos. ¿Qué sucede entonces, que no responden de la manera que quisieras?

Notablemente te has concentrado demasiado en la “emisión del mensaje”, descuidando la pata más importante de la mesa: “el receptor”.

 

LA IMPORTANCIA DE LA RECEPCIÓN

Dos pasos imprescindibles en la revalorización de la recepción: desterrar el perfil de una audiencia pasiva y abolir el paradigma mediante el cual presumíamos tener el control de la situación con la unidireccionalidad de los mensajes.

Lejos de imaginar a nuestro público como a un simple buzón o contenedor al cual se le puede echar cualquier cosa, sin recibir de ellos objeción alguna, es necesario escucharlos para responder a sus demandas y no tanto a nuestros deseos como emisores.

retroalimentaciónRecuerda que, para establecer y afianzar la relación entre tu empresa y sus clientes debe darse dicho puente comunicacional, mediante el cual se retroalimenten mutuamente.

Apelando al sentido común, debemos ponernos en el lugar del otro y no sólo pensar o suponer qué le gustaría recibir, si no fundamentalmente: preguntar, investigar y sondear para actuar en consecuencia.

Una de las primeras preguntas que debemos plantearnos es: ¿qué hace la gente con lo que ofreces? ¿Qué hacen las personas ante tanta saturación informativa? Cabría ante estos interrogantes una extensa lista de posibilidades, pero sin entrar en una numeración minuciosa, puedo contestarte de acuerdo a lo que hago frente a tantos mensajes que me llegan cotidianamente a mi correo electrónico: los elimino o borro.

En realidad, hay tres posibilidades: la mejor para tu empresa sería que “actúe en función a responder tu mensaje”, la segunda que “guarde o archive” porque me interesa en un futuro, y la tercera y más elegida “eliminar/ borrar/ ignorar”.

 

QUÉ HACER PARA NO SER IGNORADO

Muchos piensan que la solución sería cerrarse y “no dar todo lo que uno sabe o tiene para compartir”, cuando en realidad siempre hay que dar lo mejor de uno. Quizás la clave esté en saber dar en la dosis justa y de acuerdo a las solicitudes del público.

En principio, te recomendaría que conozcas a ese público al que te diriges (género, edades, nivel socio-económico, formación académica y cultural, ideología, creencias, consumos, gustos, etc).

Fíjate si son clientes temporales, habituales, nuevos o potenciales. Una persona que sólo te ha comprado una vez, no puede considerarse cliente, pero te indica que debes mejorar el servicio post-venta y/o las conexiones posteriores para atraerlo nuevamente.

En segundo lugar: analiza el contexto, las noticias de tu región, ya que la actualidad proporciona muchos disparadores y debates de los cuáles participan tus clientes y/o se encuentran interesados, preocupados.

Ejemplificando lo anterior, si todos se encuentran hablando sobre la final de la Copa América, la inseguridad en las calles, la violencia familiar; difícilmente te presten atención si intentas generar diálogo hablando sobre los beneficios de viajar por el mundo y ayudar a las ballenas.oir

Igual sucederá si procuras vender un paquete turístico a alguien que no sabe si mañana podrá pagar el pasaje urbano. Insisto: estudia a tu público, lo cual no termina en encasillarlos según sus ingresos económicos, sino también implica saber ¿de qué están hablando?

Por otra parte, no te apures, no te adelantes en querer darles lo que a ti te parece mejor, primero escúchalos. Esto, me trae a la mente un ejemplo brindado en ventas telefónicas de intangibles, que lo expondré de la siguiente manera y con nombres ficticios.

 

_ Laura: ¿Quién llamó al teléfono papá?

_ Daniel: Era de una obra social. Quería que aprovechemos para afiliarnos hoy, porque tienen excelentes servicios para mujeres, pero cuando le dije que era viudo, se despidió abruptamente sin dejar que les cuente que tengo una hija sin cobertura médica.

 

Desafortunadamente, quien estaba a cargo de la venta no escuchó a su cliente y tal vez por nervios, se aferró a su speech y se quedó sin nada que ofrecer para mantener el diálogo y concretar la operación.

Y ahora. . . la pregunta de reflexión: ¿escuchas a tus clientes antes de proponer? ¿Conoces sus gustos y los temas de los que hablan?

Lic. Guadalupe Ortellado.-