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Motivo Vs Concepto en eventos institucionales

Así como los eventos sociales, especialmente los cumpleaños infantiles se organizan en torno a una temática, de la misma manera deben planificarse los eventos institucionales.

Existen múltiples razones para organizar un evento desde conmemorar, agasajar, celebrar, inaugurar, difundir, presentar, compartir, etcétera, sin embargo es necesario diferenciar el motivo/razón del concepto que lo atraviesa.

eventoinstitucionalSi deseas que tu evento sea inolvidable debes apelar a las emociones y uno de los elementos fundamentales para ello es el concepto o idea que debe impregnar de principio a fin toda la ceremonia, congreso o acto.

No basta con sostener que, el evento consiste en la celebración de un año de vida institucional, no basta con manifestar que el congreso trata de medicina reproductiva, nada de esto expresa el concepto, sólo expone su motivo de realización.

Conceptos para los ejemplos anteriores podrían ser “el compañerismo o trabajo en equipo” para el primer caso y “la felicidad o alegría” para el segundo. Con esto definido, el desafío es que todo cuanto se produzca para y en el evento debe estar atravesado por dichos conceptos o ideas.

Si nuestro concepto es felicidad, la papelería del evento o gráfica no podría ser en blanco y negro, por otro lado quien reciba a los asistentes o expositores debería hacerlo al menos con una sonrisa, entre otros detalles. Si el concepto es el compañerismo deberías tratar de que sean los mismos compañeros que organicen la fiesta y premiar las actitudes solidarias, entre otros.

El motivo sin duda alguna sugiere su concepto, pero no trabajarlo es desperdiciar un elemento que fortalece vínculos y acerca la marca a sus colaboradores y clientes.

Por último, aunque un mismo tema dispare varios conceptos, es importante que se elija uno para desarrollar de manera exhaustiva, desde la invitación, los programas, los discursos, hasta los banners y/o carteles publicitarios.

Lic. Guadalupe Ortellado.-

La creciente necesidad de la tarjeta personal

 

tarjeta personal

  • ¿Todos deberían hacerse o tener una tarjeta personal? Sí.
  • Tengo sólo secundario o ni siquiera tengo secundario, ¿me corresponde tener una tarjeta personal? En lo posible, Sí.
  • No soy profesional, no soy médico, abogado, contador, arquitecto ¿debo hacerme una tarjeta personal? Por supuesto y si eres lo anterior, con más razón.
  • No trabajo para una empresa que requiera que me identifique con los clientes, ¿es necesario hacerme una tarjeta personal cuando ni siquiera tengo una corporativa? Sí y con urgencia, podrías hacerte de una cartera de clientes, proveedores, socios o empleadores futuros.

Puedes considerar a la tarjeta personal como un complemento al currículum, aunque ya en muchos ámbitos se la toma como la expresión más acabada del mismo.

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Lejos de ser un accesorio es para el mundo laboral un impulsor del contacto personal y vehículo de networking.

En un tiempo en el que es imprescindible destacarse frente a tanta demanda laboral y currículos girando, contar con una tarjeta personal es un plus que diferencia del resto.

Recuerda que, no es garantía de contratación así como tampoco lo es, que asistas a la entrevista laboral vestido y peinado correctamente. No obstante si tu desempeño es óptimo, todos estos factores mencionados te sumarán puntos.

¿QUÉ DATOS PUEDES INCLUIR EN LA TARJETA?

Lo que sí o sí debe contener:

  1. Nombre y apellido.
  2. Número de celular o teléfono de contacto.
  3. Un correo electrónico (que revises cotidianamente).

A esto puedes agregar: título si posees (incluso si sólo hiciste un curso de “operador de pc”, “auxiliar en farmacia”, “asistente bancario” u otro), alguna red social, blog o sitio web personal que quieras dar a conocer. El domicilio no es imprescindible, tampoco está mal si lo incorporas, pero no olvides que al posible empleador le estarás indicando anticipadamente la distancia que existe entre tu casa y su empresa.

Como una herramienta en la búsqueda laboral o de clientes, hacerse una tarjeta es el primer paso, y por suerte es una instancia económica. Tanto es así que, el costo de cien unidades en una imprenta comercial es inferior al monto que pagas mensualmente por el uso de tu teléfono móvil.

Más allá de esto, para arrancar no precisas grandes cantidades por lo que puedes hacerlas tú mismo. Para esto, necesitarás una computadora, una impresora y hojas A4 blancas de 120 gramos como mínimo. Valiéndote de Word como programa de diseño básico, podrás armar un molde de 5 cm de ancho x 9 cm de largo, el cuál replicarás en la hoja para obtener varias tarjetas en una misma impresión.

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De todas formas, el tamaño de la tarjeta no es relevante; puede ser pequeña y siempre será mejor que nada. Resulta más prolijo brindar una tarjeta personal al reclutador o posible empleador que recortar un pedacito de hoja o servilleta para facilitarle tu número de contacto. Aunque ahora todo se anota en el mismo celular, puede que un día no te funcione la batería.

Por último, resalto que la tarjeta hace a la construcción de tu marca personal (personal branding) en una época en la cual, para conseguir “ese puesto” debemos saber “vendernos”.

Lic. Guadalupe Ortellado.-