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La pregunta guía en oratoria

Gran parte de los oradores, en sus comienzos, no sólo deben superar el temor a hablar en público, también deben enfrentarse con la posibilidad de las preguntas que pudiera hacer ese auditorio.

No hay mejor termómetro que la participación del público, por ello no debemos preocuparnos por las preguntas que pudieran surgir de nuestra exposición, más bien debemos alarmarnos si no las hay.

La ausencia de interacción es como presentar un menú y que el comensal no nos diga “ni rico ni desagradable ni muchas gracias”.

Sucede que, dicha situación desenmascara a quienes hablan sin saber. Si uno está seguro de lo que expresa (por estudio o experiencia) y a su vez transmite esa confianza, no pierde la autoridad ni al decir “puede que esté equivocado, pero esta es mi visión actual”.

Sin embargo, para quienes se encuentran dando sus primeros pasos en oratoria, existe una pregunta que guía el discurso, descubre opiniones particulares del auditorio e incluso se ahorra preguntas a mitad o final de exposición.

PREGUNTASYORATORIALa pregunta es tan simple como comenzar a hablar, preguntando “¿qué piensan o conocen de tal tema?”. A partir de las respuestas sabrás quiénes tienen un concepto formado y quienes nunca han tratado la cuestión. Al que conoce lo podrás actualizar, o bien compartir tu perspectiva y al que desconoce el tema podrás arrojar luz.

He aquí el truco, si arrancas de esta forma tu oratoria, promueves el debate y participación de tu público en los primeros minutos (e incluso media hora), por lo que posterior a ello, querrán escucharte lo que resta del tiempo sin interrupciones.

El discurso enlatado ya no sirve, si no respondes a las expectativas de tu espectador al que puedes conocer en la presentación de tu ponencia.

Lic. Guadalupe Ortellado.-

 

Las 6 lecciones que aprendí de presentaciones orales

oratoriaNadie nace orador, el hecho de que nos guste hablar o compartir con los demás nuestras experiencias, no implica que tengamos buen discurso.

Hay personas más tímidas que otras, algunas hasta se inhiben o bloquean cuando deben hablar en público o cuando le pasan un micrófono. Sin embargo, con trabajo y constancia podemos superar todo esto.

PRIMERA LECCIÓN

En principio te diría que “te la creas”, si estás ahí es por algo. Si te han elegido para hablar es porque han visto cierto potencial que tu ni lo consideras.

Podrás equivocarte, pero saldrás del momento saboreando el logro de “al menos haberlo hecho”; un sabor que muchas otras personas por miedo, nervios o timidez jamás lo experimentarán.

Debes creer en tus capacidades, debes creer en cada palabra que pronuncies, a fin de que puedas transmitir convicción, seguridad y confianza a tu auditorio.

El hecho de exponer una y otra vez, enfrentarte a la situación de oratoria tantas veces puedas es lo que te fortalecerá en el tiempo y perfeccionará tu técnica.

 SEGUNDA LECCIÓN

discursoObserva a otros oradores, asiste a charlas, y en paralelo mírate, escúchate, graba audios y/o videos de tus ponencias. Practica frente al espejo o ensaya delante de un amigo que sea capaz de corregirte y no adularte tanto.

Recuerda que el orador no es ningún improvisado. Un buen orador prepara y estudia toda improvisación. Nada queda librado al azar ni siquiera en un stand-up ni para un humorista, mucho menos para un político o empresario que deba hablar en público.

El primer boceto del discurso puede ser extenso, quizás sean varias las hojas que debas estudiar, pero la “ayuda memoria”  para una exposición de dos horas reloj, no debería superar los cinco subtítulos, frases u oraciones que sirvan de disparador o ejes de debate.

 TERCERA LECCIÓN

Si la charla está estipulada en dos horas, por favor no te olvides de interactuar con el público: pedirles que se presenten si fueran pocos, preguntarles su opinión respecto a un tema, apelar a ejemplos y experiencias de los participantes, etc.

Tres claves: Al iniciar podrías aplicar la primera que es, recurrir a una noticia que haya sido muy comentada recientemente. Durante el desarrollo de tu presentación, incorpora un poco de humor o anécdotas pintorescas. Al finalizar, despídete con una cita o reflexión conocida; agradece su participación e invítalos a seguir conectados facilitándoles un correo electrónico.

 CUARTA LECCIÓN

oradorTen en cuenta que, una ponencia vende dos cosas: el contenido del discurso o tema y la persona como orador. Será el auditorio quien compre o no el paquete o simplemente no asista a ninguna otra charla que brindes.

Por eso, tal como sucede con las estrategias de venta, que de apelar a las cualidades lógicas de un producto pasaron a privilegiar las emociones que éste despierta. Tú deberás hacer lo mismo.

Ejemplifico lo anterior: Las cervezas no venden una bebida con alcohol, venden el placer de reuniones y momentos inolvidables con amigos, y así podríamos mencionar otras tantas publicidades actuales.

Ahora… ¿cómo podrías volcar esto a tus discursos? No digas “el 30% de los argentinos está desempleado y el 40% tiene un empleo en negro”. Más bien, dilo: “¿a cuántos de nosotros nos costó conseguir el empleo en el que estamos? ¿Cuántos de nuestros hijos están desocupados? Ni hablar de todos aquellos mal remunerados y sin obra social”.

QUINTA LECCIÓN

Si tu preocupación pasa por la vestimenta de ése día, no te alteres. Primero y muy importante busca algo con lo que te identifiques, te siente formal y cómodo.

El hecho de conocer el lugar y los posibles asistentes te da una ventaja, ya que debes vestir de acuerdo a cómo iría el promedio, ni más ni menos. 

SEXTA LECCIÓN

hablar en publicoSi vas a disertar parado, no camines mucho, ni muevas demasiado tus manos. Uno piensa erróneamente que de esa forma consigue despertar el interés, o lo consideran con mayor dominio sobre el tema, cuando en realidad sucede todo lo contario. El público se desconcentra, se olvida de lo anterior y le resta importancia a lo que sigue.-

Y a usted. . . ¿Le gusta o le cuesta hablar en público? ¿Qué lecciones o anécdotas le tocó vivir?

Lic. Guadalupe Ortellado.-