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Ideas para musicalizar la oratoria

Si en tu check list de orador, tienes estudiada la charla y gozas de seguridad para encararla, puedes preparar herramientas para amenizar el encuentro con tu auditorio. En este artículo, desarrollaremos por ejemplo: la musicalización en la oratoria.

Como principio recuerda el dicho popular: “el bien no hace ruido, el ruido no hace bien”.

Por ello, si con la música causas interferencias o puedes distorsionar el mensaje, búscate otra canción, otro artista, apela a temas instrumentales, o simplemente sírvete de otra técnica.

Se sugiere evitar la música de fondo durante la alocución, salvo que apeles a una anécdota o testimonial emotiva que requiera un “instrumental suave”. No abuses tampoco de esto, porque generarás rechazo.

Para el evento lleva tu propia música. No confíes en que el encargado de sonido dará play a tu versión preferida.

Los momentos ideales para musicalizar en oratoria, son los minutos previos al inicio de tu charla y el break o recreo. No dejes este recurso para el final o cierre, porque el auditorio estará más interesado en acercarse al orador y en retirarse de la sala.

oratoriaymusica

Recurre a los hits mundiales y trans-generacionales, a los clásicos, a los artistas reconocidos mundialmente, a los temas populares. Ten presente que, las canciones son capaces de “tele-transportarnos” a lugares y momentos de vivencia personal, lo cual es tan bueno como malo si pretendes que se concentren en tu discurso.

Las canciones, sabores y aromas tienen la virtud de conectarnos con recuerdos, anécdotas, personas, lugares y experiencias, por lo que sería todo un logro que a tu oratoria puedan asociarla de ese modo.

 

SUGERENCIAS

¿QUIERES SUSPENSO E INTRIGA? Recibe a tu auditorio con música en volumen alto, tanto que les resulte difícil conversar entre ellos y queden expectantes al instante en el que tomes la palabra.

¿QUIERES UN AMBIENTE AMENO Y PROPICIO PARA EL NETWORKING? Musicaliza el break o recreo con éxitos musicales y mejor si éstos son en un idioma diferente al nativo, para que las letras no perturben la socialización entre los asistentes.

 

Lic. Guadalupe Ortellado.-

Un riesgo que algunos oradores toman

Tomar riesgos a veces es efectivo y otras resulta imprudente, especialmente si recién te inicias en la oratoria. Hay descuidos que pasan desapercibidos si quien dicta la conferencia es un eximio orador, pero si lo hace un novato son difíciles de olvidar.

Si Barack Obama diera un discurso con la camisa arrugada, sólo la prensa de la moda y el protocolo opinaría de ello, pero si cualquiera de nosotros lo hiciera, no nos perdonaría ni un niño de 5 años.

Antes de emitir una palabra, la vestimenta habla a modo de carta de presentación.

Mientras me acomodo al frente y el público lo hace en sus bancas, ya estarán haciendo un mapeo y análisis sensorial de lo que escuchan, sienten o ven. Claro que, los prejuicios que elaboren al comienzo, pueden quedar destrozados al escuchar al orador o bien reafirmarse.

Se recomienda que la vestimenta sea formal, colores sólidos sin estampas, logos, dibujos ni letras. El color sugerido es el negro, puesto que concentra la atención del auditorio solamente en el rostro y en la gestualidad del orador. Para lograr esto, también es conveniente evitar colgantes, collares o accesorios llamativos.

Hay quienes pueden ponerse una camisa floreada y un pantalón fluorescente, pero es tan interesante su ponencia que la vestimenta no hace ruido. Sin embargo, no todos tienen la gracia de tomar ese riesgo y salir airoso.

Lejos de temer a los colores oscuros o sobrios, el gran creativo Steve Jobs optaba por la camisa negra para exponer sus ideas.

Si deseas ser “influencer” en vestuario, concéntrate en la moda. Si tu objetivo es ser memorable como orador, ponle foco al discurso y que lo de más pase desapercibido.

Lo pertinente es que, te sientas cómodo y seguro con lo que llevas puesto, y si es parte de tu personalidad usar el color amarillo no lo elimines, la autenticidad debe guiar también al orador.

Un discurso no es momento de estreno, pruébate ropa y zapatos antes.

Si algo te sienta incómodo o no te genera confianza, lo manifestará tu rostro tanto que, te esconderás detrás de un escritorio o te quedarás sentado durante toda la charla y esto te garantizo lo transmitirás al público. Tampoco está de más llevar en un bolso: hilo, aguja, alfileres, botones y otros elementos útiles ante cualquier accidente de vestuario.

oratoria vestimentaRecuerda que, para elegir la vestimenta también deberás conocer el tipo de evento y lugar de la charla, el tema a tratar y el público con quienes entrarás en contacto.

Si aún te consideras principiante, en vez de tomar riesgos inciertos, reserva en tu ropero modelos básicos y guarda la misma sobriedad para pañuelos, chalinas, estolas, bufandas y abrigos.

No sólo asegúrate de los colores que combinarás, sino también de qué tan abrigado o no concurres. Los nervios y adrenalina de hablar en público suelen traducirse en el incremento o disminución de la temperatura corporal. Mientras a algunos les suda las manos, otros tiritan de frío.

A modo de cierre y cómo termómetro de efectividad: si alguien recuerda lo que llevabas puesto, no le tomes examen de lo que dijiste, entregará la hoja en blanco.

Lic. Guadalupe Ortellado.-